En un mundo en el que estar enojado, triste o simplemente en desacuerdo con el resto de las personas es algo malo, estar triste en este siglo es sinónimo de estorbo, en ese sentido, no se trata solo de estar triste, se irrumpe en la felicidad de los demás, no se si esta bien o mal , tampoco se si estoy de acuerdo con esa forma de actuar (aunque lo practico), creí haber entendido en algún momento el porque lo hacia y las consecuencias de todo (o por lo menos de mucho), no hay entendido dado ni duda quitada.
Desde hoy, solo y con el único objetivo de no volverme menos loco, en este momento me declaro un ignorante, ignorante de la vida, ignorante de todo pensamiento humano y ferviente incrédulo de la razón misma, sentencio todo escrito humano (incluido este) que asevere verdad alguna, todo razonamiento que analice lo que sea en cualquier momento, en el que fue ,en este ahora, todo acierto o desacierto de toda critica o halago, todo sentimiento o reacción, nada humano en este momento es lo suficientemente libre para ser escuchado por culpa de la razón, por lo tanto, cualquier cosa sujeta a interpretación por el hombre de esta Era se encuentra sentenciado a mi incredulidad.
No pienso solaparme (solaparnos), no pienso creer escritos de análisis cuantitativos llenos de caducidad, ni las opiniones que generen, las ciencias son ciertas y finitas sujetas a su muerte, por lo tanto no pueden ser absolutas. En un entendido donde todo esta dicho no cabe la fe, y no me refiero a la fe cristiana que tan desesperanzados nos tiene, me refiero a la fe humana, la que por algún motivo hace que nuestros corazones sigan latiendo, llenando así de sangre nuestras cabezotas huecas, ese motor que hace que no deje de parar nuestro cuerpo, no tiene una razón física ni biológica, nos llena de voluntad y ya, nos llena de fuerza para soportarnos los unos a otros, haciendo que generemos muertes, y permitiéndonos nacer.
No estoy sujeto a críticas, no están contempladas para cuando termine todo esto, ni ustedes ni yo sabemos en que va a terminar, nunca se lo preguntaron y vean en que lugar se encuentran, lejos de casa, lejos de lo que los hace feliz, convenciéndose día con día de que es la mejor opción, hoy la locura vive su peor devaluación, es aceptada y tiene una razón de ser, aunque a nadie le importe que ningún loco en su sano juicio, permitiría ser tratado de una forma tan denigrante, que no hay loco estudiado ni analizado, que los verdaderos locos viven a destiempo y no permiten que la tiranía de la razón, destruya su tranquilada.
…..J…..
La actitud filosófica por excelencia: la duda. Desde Platón (el asombro), San Agustín y Descartes (la duda) hasta Heidegger (la pregunta) y muchos más. Me da gusto leerte en este tipo de reflexiones a las que llegaste sin necesidad de esos que cito, como yo lo hice. De la locura y la razón, bueno, esa es otra historia, igual de larga por cierto. Sólo recuerdo la famosísima frase de Goya en su grabado: el sueño de la razón produce monstruos. Adios Gubai.
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